Los que ya conocéis la lista Robinson, estupendo. Los que todavía no, es interesante que sepáis que esta lista nació en 1993 como un servicio de exclusión publicitaria que gestiona Adigital (Asociación Española de la Economía Digital) y que se basa en la normativa española sobre Protección de Datos. En este post vamos a conocer si la lista Robinson es segura o si por el contrario incita más al spam.
La historia sobre la lista Robinson
La historia de la lista responde al famoso personaje Robinson Crusoe que quedó aislado en una isla sin contacto con la civilización, de ahí que se tomará el nombre, aludiendo a los ciudadanos que hartos de tanto spam prefieren vivir ajenos a la publicidad comercial inscribiéndose de forma gratuita en la lista Robinson.
Atrapados en el mundo de las nuevas tecnologías, pegados a nuestros portátiles y smartphones todo el día, y con la creación de nuevas vías de publicidad, se obligó a que el servicio incluyera, años después de su creación; el correo electrónico, las llamadas telefónicas, los mensajes y los MMS.
¿Es la lista Robinson segura o todo lo contrario?
Este mundo idílico donde los usuarios dejaban de recibir publicidad comercial en sus correos personales o llamadas intempestivas de empresas con las que nunca habían mantenido ningún tipo de relación ha sido muy cuestionado en los últimos años por bloggers, webs especializadas y medios de comunicación que se han hecho eco del mal funcionamiento de la lista.
¿Por qué se acusa a la lista Robinson de inútil?
- Para empezar, todos los ciudadanos deberían ser excluidos de este acoso al que nos someten los departamentos de marketing, a no ser que la propia persona solicite formar parte de la campaña publicitaria. La propia existencia de la lista ya es cuestión de crítica.
- Otro ataque que se hace contra la lista es que apuntarse en el registro Robinson puede producir el efecto contrario, es decir, recibir más publicidad. Muchas empresas pueden acceder a la información privada del servicio y utilizarla en beneficio propio para acribillar a su target objetivo. El contenido de estas listas puede comprase por 150 euros, calderilla para una empresa que ansía nuevas bases de datos que puedan traducirse en clientes.
- Existe un vacío legal que permite que las empresas aleguen que no se ha consultado la lista previamente y así saltarse la multa de 600.000 euros que impone la Agencia de Protección de Datos (AEPD) por mal uso de la información. No hay sanción si «supuestamente» no se hace uso del registro Robinson. Asimismo, no hay ningún reglamento que obligue a las empresas a consultar la lista de Adigital.
- El problema sobre quién tiene la potestad para denunciar o sancionar a las empresas infractoras complica también el asunto para mejorar el funcionamiento del servicio y exige al usuario que se preocupe él mismo de la denuncia haciéndolo responsable del problema, ya que Adigital no tiene jurisprudencia. La encargada de las sanciones es la Agencia de Protección de Datos (AEPD) que sí es una entidad pública.
- Por último, y no menos importante, se ha certificado que existen otras listas Robinson, por lo que cada empresa podría llegar a tener una propia, perjudicando de forma evidente a todos los consumidores.
El desarrollo de nuevas listas, los resquicios legales y el uso comercial por parte de las empresas de los registros Robinson abre considerables frentes y muchas incógnitas a un concepto que en la teoría era muy bueno, pero que en la práctica se ha convertido en un servicio inválido e incapaz de generar credibilidad.
Esperamos que el post te haya resultado interesante. Si sigues con dudas respecto a la fiabilidad de las listas Robinson y las empresas te acosan estás en tu derecho de defenderte. Solicita asesoramiento jurídico o envía un correo directamente a [email protected]. Si lo prefieres, llámanos al 902 105 962 – 963 111 919, ¡no te lo pienses más!